martes, 14 de abril de 2009

Capitulo 4

-Oh, vivo...- Su mirada era irónica, aunque muy en el fondo podía verse que escondía mucho dolor. De seguro esto no había sido fácil para ella.
Tienes razón, no es fácil. Me ha costado mucho abandonar los hábitos que adquirí siendo una neófita. Es más no creo que sea probable que algún vampiro vivo lo haga.
Me sobresalté, no estaba acostumbrado a esa falta de privacidad, ahora entendía la irritación que a veces embargaba a mis hermanos cuando los sorprendía pensando en algo demasiado privado.
Miré a la bella joven a los ojos, a esos rojos ojos. En ellos estaba contenida la esencia de su existencia. La sed, el dolor, la furia, el paso de los años. Todo reflejado en esa penetrante mirada.
Wow, si que eres profundo.
Odio esto, que poca privacidad
.
Jajaja, ahora sientes lo que tus hermanos, por cierto, ¿hermanos? Edward podrías contarme tu historia. Tengo todo el tiempo del mundo y la disposición de oirte.
No hay problema, retomaré mi historia en el punto en que la dejé.
-Como dije, gracias a Carlisle, mi padre; estoy aquí hoy. Carlisle es el vampiro con más autocontrol que jamás haya conocido. En mi familia no bebemos sangre humana. Anahí no es fácil, requiere mucho autocontrol y práctica. Aunque tampoco es imposible.-
-Para Edward, para ti es fácil. Tú no has vivido algunas de las cosas que yo he tenido que pasar. Nuestro pasado influye enormemente en nuestras acciones futuras-
-Anahí, tienes razón en lo que dices pero también tengo razón en esto: Poseemos fuerza de voluntad y está en ti hacerla valer. Justificarse por las matanzas que realizamos es algo cobarde. Si vas a matar, acéptalo y no busques justificarte.-
Eres muy duro.
Soy justo.
Si pudiera llorar, Edward, lloraría. Toda una eternidad buscando el llanto, aún a sabiendas de que huirá de mí en cuanto me le acerque.
-Anahí, escúchame- tomé su cara entre mis manos- Yo te ayudaré a contener tu sed. Te acompañaré y te cuidaré. Seré para ti lo que Carlisle fue para mí-
-Edward, he vagado tantos años buscando la felicidad. Este sólo instante vale por todos estos años de penurias. El saber que hay una sola persona que se preocupa por mí, me hace sentirme viva otra vez.-
No tienes nada que agradecer, ahora ven conmigo, iremos a mi hogar.
¿Tienes casa?
Si, en realidad es de mi madre, Esme, Carlisle se la obsequió hace algunos años.
Cada vez me sorprendes más Edward Cullen. No creas que he olvidado que la historia de tu familia aún no finaliza. Amigo, tendrás que contármela en el camino.
Sonreí a la maravillosa joven, su parecido con Bella era asombroso. Observarla me remontaba a la visión que Alice había tenido sobre Bella cuando recién nos conocíamos. Ambas reían abrazadas, aunque todo color en la piel de Bella había desaparecido y sus ojos se habían tornado del color de la sangre.